Hace dos semanas, el expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva salió de la cárcel tras más de un año y medio, beneficiado por un fallo judicial. Dos días después, su exsocio regional Evo Morales renunciaba a la presidencia en Bolivia, presionado por las Fuerzas Armadas y en medio de denuncias de fraude en las elecciones en las que hubiera obtenido su cuarto mandato.
“Mi amigo Evo cometió un error cuando buscó un cuarto mandato como presidente”, consideró Lula al respecto en una entrevista con el diario británico The Guardian, pero agregó que “lo que le hicieron fue un crimen, fue un golpe de Estado“.
“Esto es terrible para América Latina”, dijo, al tiempo que se manifestó “emocionado” por el regreso del kirchnerismo en la Argentina, con Alberto Fernández como presidente electo, y con el gobierno del líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador en México.
Evo Morales, de 60 años, había estado casi 14 en el poder cuando intentó hacer valer su polémico triunfo electoral del 20 de octubre para un cuarto mandato hasta 2025. Observadores de la Organización de Estados Americanos encontraron irregularidades en los comicios de octubre y su principal rival, Carlos Mesa, los calificó de “monumental fraude”, lo que desató masivas protestas en Bolivia.
Morales, que tuvo que asilarse en México tras perder el apoyo de las Fuerzas Armadas y la policía, denunció un “golpe político, cívico y policial” instigado por la derecha boliviana.
Para poder presentarse a un cuarto mandato, el expresidente de Bolivia había requerido la habilitación mediante una polémica sentencia del Tribunal Constitucional en 2017, contra lo decidido un año antes en un referéndum nacional.
Su futuro
Lula, quien salió de la cárcel el 8 de noviembre tras haber cumplido 19 meses de prisión por corrupción pasiva y blanqueo -tras un juicio que lo condenó a casi nueve años de prisión- dio a entender además que puede no presentarse a las elecciones de 2022.
Al salir de la cárcel, el expresidente brasileño había llamado a su Partido de los Trabajadores a reconquistar el poder en manos del ultraderechista Jair Bolsonaro. Pero en declaraciones al diario británico subrayó que para los próximos comicios él tendrá 77 años, y que podría no presentarse. “La Iglesia católica, con 2000 años de experiencia, jubila a sus obispos a los 75”, expresó.
Lula, al que la justicia permitió agotar todos sus recursos judiciales en libertad, precisaría que su sentencia fuera anulada para poder ser de nuevo candidato tras haber ganado las presidenciales de 2002 y 2006.
Mientras tanto, Lula participará este fin de semana del congreso del Partido de los Trabajadores (PT), en el que se designará a la nueva dirección del espacio, actualmente presidido por la diputada Gleisi Hoffmann, que busca la reelección.
Contra Bolsonaro
En la entrevista, Lula apuntó contra Bolsonaro, quien -según él- “quiere destruir todas las conquistas democráticas y sociales de las últimas décadas”. ” Esperemos que Bolsonaro no destruya Brasil, que haga algo bueno por el país. pero lo dudo”, dijo.
Además de cuestionar la política doméstica del mandatario ultraderechista (dijo que está “rodeado de paramilitares”), también criticó sus vínculos con el mundo. ” Su sumisión a Trump y Estados Unidos… es realmente vergonzosa“, expresó.