Ayer la derechista Jeanine Áñez dijo que convocaría a elecciones ‘en el plazo más breve posible’; aclaró que Bolivia vive ‘una reposición constitucional’
El gobierno de la nueva presidenta de Bolivia, Jeanine Áñez, reconoció este jueves al líder opositor Juan Guaidó como presidente de Venezuela, al romper la alianza con Nicolás Maduro que tenía el renunciado y exiliado Evo Morales, informó la ministra de Comunicación, Roxana Lizárraga.
El gobierno de Áñez ha decidido reconocer “al presidente Juan Guaidó”, dijo Lizárraga a la prensa. “Ese es el reconocimiento que hace desde este momento Bolivia”, agregó, dos días después de que la nueva presidenta asumiera el poder, tras la renuncia de Morales al cabo de tres semanas de protestas tras su cuestionada reelección en unos comicios plagados de irregularidades, según la OEA.
Ayer, Áñez comenzó a dar forma a su gobierno este miércoles en medio de una violencia incesante, mientras el saliente Evo Morales aseguró desde su asilo en México que está dispuesto a volver.
En las primeras horas del día, La Paz, sede del gobierno, parecía retornar tibiamente a la normalidad, pero en la tarde, las tensiones volvieron a estallar con violentos enfrentamientos entre partidarios de Morales y efectivos policiales y militares, que sacaron a las calles al menos una tanqueta.
Los choques se registraron a tres cuadras de la plaza Murillo, donde simultáneamente Áñez nombraba a su nuevo mando militar.
En una conferencia de prensa en el Palacio Quemado, la casa de gobierno, la mandataria reiteró que convocará a elecciones “en el plazo más breve posible”.
Morales, en tanto, dijo este miércoles estar dispuesto a regresar para “pacificar” el país, en su primera conferencia de prensa desde el exilio, en la que reiteró que con su dimisión buscó detener la violencia.
Si mi pueblo pide, estamos dispuestos a volver (…) Vamos a volver tarde o temprano (…) mejor lo antes posible para pacificar Bolivia”, afirmó.
Después de semanas de protestas opositoras y choques que derivaron en la renuncia de Morales a la presidencia, la violencia ha recrudecido con el reclamo de quienes denuncian un “golpe de Estado” en su contra.
No hay un golpe de Estado en Bolivia, hay una reposición constitucional”, replicó Áñez, que asumió el poder dos días después de la dimisión de Morales, quien gobernó casi 14 años.
Con diez muertos y unos 400 heridos desde el inicio de las manifestaciones tras las elecciones del 20 de octubre, en las que la oposición y una auditoría de la OEA señalaron “irregularidades”, la pacificación se presenta como un reto inmediato para Áñez.
Áñez, que era segunda vicepresidenta del Senado, se proclamó presidenta interina el martes ante la renuncia de los que la antecedían en la línea sucesoria. Su posesión fue avalada por el Tribunal Constitucional de Bolivia, y los jefes militares y policiales le declararon lealtad.
Morales, nombrado el día después de su llegada a México “huésped distinguido” por la alcaldía de la capital, consideró la proclamación de Áñez la confirmación del “golpe” en su contra.
Entre los que perpetraron el “golpe”, Morales incluyó a la OEA, a la que tildó de “neogolpista”, y reiteró su llamado a un diálogo nacional en el que podrían participar “países amigos”, en una suerte de mediación.