TUCSON, Arizona, EU (AP).— Unos 100 miembros de familias mormonasllegaron el sábado a Arizona en una caravana de 18 vehículos después de abandonar sus casas en México tras un violento ataque a tiros contra integrantes de su comunidad en ese país.

Las familias arribaron casi una semana después de la emboscada del lunes en la que nueve mujeres y niños fueron masacrados –según autoridades– por sicarios de cárteles de la droga.

El sábado, las familias cargaron combustible en una gasolinera en Douglas, cerca del puerto de acceso cuando el sol comenzaba a ocultarse, de acuerdo con el Arizona Daily Star.

Compraron la gasolina, pusieron aire en sus neumáticos y adquirieron comida antes de emprender el trayecto rumbo a Tucson y Phoenix.

Llevaban en sus camionetas todas sus pertenencias: cajas, bicicletas, neumáticos de refacción y maletas, porque se marchaban de la región en México que consideraban su hogar desde la década de 1950.

Las familias habían vivido en dos comunidades en el estado de Sonora, en el norte de México: La Mora y Colonia LeBarón. Otros habitantes de esas comunidades tenían previsto irse en los próximos días.

La emboscada a tiros del lunes ocurrió cuando un grupo de mujeres viajaba con sus hijos para visitar a parientes.

La diseminación de estas comunidades mormonas comenzó hace más de medio siglo, cuando la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días puso fin a la poligamia y las familias con varias esposas se vieron obligadas a emigrar de Estados Unidos para establecerse en otras partes.

Bryce Langford, cuya madre fue una de las mujeres asesinadas, dijo el sábado al Daily Star que se dirigía a visitar a su hermano en un hospital en Tucson.

La madre de Langford, Dawna Ray Langford, de 43 años, fue asesinada con dos de sus hijos de 11 y 2 años. Le sobreviven 11 hijos y su esposo, dijo Bryce Langford al periódico.

De los niños que escaparon, uno fue baleado en la cara y otro en un pie. Una niña sufrió heridas de bala en la espalda y un pie.

Otro de los hermanos de Langford escondió a seis niños entre la maleza y regresó caminando a La Mora para pedir auxilio.

“Estamos muy orgullosos de él”, declaró Langford al periódico. “Tener la capacidad para tomar ese tipo de decisiones en esas circunstancias es algo que no mucha gente está en condición de decir que puede hacer”.

Una niña, a la que se dio por perdida inicialmente, caminó en otra dirección a pesar de sus heridas de bala para conseguir ayuda.

Langford dijo que la comunidad estaba enterada de detalles de los sicarios de los cárteles en los últimos meses, y varios habitantes habían sopesado marcharse.

Después de la emboscada del lunes, los habitantes decidieron que irse era lo que tenían que hacer por su propia seguridad, señaló Langford al Daily Star.

Tener que marcharse de súbito parece algo que él sólo había visto en las películas pero jamás pensó que le sucedería a su familia, declaró Langford.

La mayoría de las familias se dirigen a Phoenix, y otras a Tucson. Desconocen dónde se establecerán a largo plazo, señaló Langford.

Leah Langford-Staddon dijo a The Associated Press que su madre y otra hermana, Amy, llegaron a Arizona con tantas pertenencias como pudieron subir a sus vehículos.

Angford-Staddon dijo que quienes se fueron tienen previsto repartirse entre sus distintos parientes, por ahora, aunque desearían a la larga asentarse juntos en un nuevo lugar.

“Todo el día de ayer estuvieron empacando. Muy apurados”, dijo ella por teléfono desde Tucson, donde se encuentra en un hospital en el que se atiende a cinco niños heridos en el ataque.

Quienes se fueron decidieron rápidamente dejar sus bienes, afirmó Langford-Staddon. “Cuando hay que hacerlo se trata de cosas que pueden reemplazarse”, apuntó.

Los habitantes de La Mora habían disminuido en los últimos años porque algunos conservaban sus casas pero sólo las visitaban pocas veces al año, afirmó Langford-Staddon.

Sin embargo, Langford, que creció en La Mora pero vive ahora en Dakota del Norte, dijo que no fue fácil para su familia dejar atrás la tierra que consideraron su hogar durante más de 50 años.

“Los bienes que han adquirido allá son enormes”, apuntó. “Y tener que marcharse de un día para otro y dejar todo atrás; definitivamente hay muchas personas tristes aquí”.