Sonora consume toda el agua que capta en un año por las lluvias, por lo que está por encima de las recomendaciones internacionales. Esta situación se define como estrés hídrico, considerado el Estado en el mapa nacional como “muy alto” por superar el grado de presión de 101.9%,
La categoría la establecen por igual instituciones públicas como la Comisión Nacional del Agua (Conagua); educativas como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Colegio de la Frontera Norte (Colef) y organizaciones no gubernamentales como el World Resources Institute (WRI).
Quiere decir que toda el agua que llueve, que se capta en un año, toda esa agua se usa. Es una situación complicada porque las recomendaciones internacionales nos dicen que todas las regiones que estén por arriba del 40% están en problemas de estrés hídrico”, explica en entrevista con Grupo Healy, Eugenio Barrios Ordóñez, subdirector general de Administración del Agua de Conagua.
En Sonora, el escurrimiento medio anual es de 3 mil 875 millones de metros cúbicos y la recarga es de 3 mil 280 metros cúbicos con 7 mil 293 usos consuntivos (usos de extracción de agua del lugar de origen).
El agua renovable en la entidad tanto en cuencas como acuíferos es la misma año con año y por ello las variaciones dependerán única y exclusivamente del crecimiento de la demanda público-urbano, agrícola e industrial, dice.
“Si nos gastamos toda el agua que tenemos año con año, somos muy vulnerables al siguiente año porque todos los años son diferentes, no llueve lo mismo”, precisa.
El estrés hídrico, aunado a los efectos del cambio climático, llevan a la entidad a la urgencia de plantearse qué políticas públicas tomar para sobrellevar lo inevitable: sobrevivir con poca agua en una entidad que ya se calentó por arriba de la media mundial.