Las dos mujeres fueron detenidas el 1 de junio y pueden ser condenadas a una pena de 57 años de prisión cada una por asesinato agravado con tortura y “lesión corporal gravísima”, ya que los investigadores han confirmado que las acusadas habían mutilado el pene y los testículos del niño hace más de un año, supuestamente por “venganza contra el padre y los abuelos del niño”.
Brasil, 17 de junio (RT).- La Policía Civil del Distrito Federal brasileño ha anunciado los resultados de la investigación del asesinato de Rhuan Maycon, un niño de nueve años que fue acuchillado, descuartizado y decapitado el pasado 31 de mayo en Samambaia por su madre y su madrastra.
Según el informe policial, después de que el pequeño se durmiera, su madre, Rosana Auri da Silva Cândido, de 27 años, le asestó una docena de cuchilladas, mientras su pareja, Kacyla Priscila, lo sujetaba. Después, Cándido decapitó al menor, aún con signos de vida.
Las dos mujeres pretendían quemar las partes del cuerpo del niño en una parrilla, para que la piel se desprendiera de los huesos y la víctima no fuera identificada. Sin embargo, no llegaron a quemarlas por completo, y las colocaron en dos mochilas escolares y una maleta de viaje, que la madre intentó esconder en un alcantarillado.
Las dos mujeres fueron detenidas el 1 de junio y pueden ser condenadas a una pena de 57 años de prisión cada una por asesinato agravado con tortura y “lesión corporal gravísima”, ya que los investigadores han confirmado que las acusadas habían mutilado el pene y los testículos del niño hace más de un año, supuestamente por “venganza contra el padre y los abuelos del niño”.
Previamente, Claudia Regina Carvalho, del Consejo Tutelar del Distrito Federal, declaró a la agencia brasileña UOL que la castración fue, en realidad, “una especie de cirugía de cambio de sexo”, ya que, “después de quitarle el pene, cosieron la región mutilada e improvisaron una versión de un órgano genital femenino, haciendo un corte en la ingle”.
La Policía cree que el asesinato habría estado motivado por un fanatismo religioso exacerbado y un “profundo odio al niño”, pues representaba el pasado afectivo de la madre.
La ministra de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos de Brasil, Damares Alves, se ha mostrado “conmocionada” por el caso y ha prometido fortalecer los consejos tutelares en el país para evitar violencia contra niños y adolescentes. “Quiero saber dónde la red de protección falló”, afirmó la ministra a través de su cuenta de Twitter.