Nueva York. Ante una intensa presión del sector empresarial, sus propios asesores económicos y diversos políticos nacionales y fronterizos por la calamidad económica que provocaría un cierre de la frontera con México, Donald Trump pareció dar un paso hacia atrás usando como pretexto que el gobierno mexicano ha respondido a su exigencia de tomar medidas más severas para frenar el flujo migratorio procedente de Centroamérica, pero dejó todo en el limbo al reiterar que aún no ha tomado una decisión y “veremos qué pasa en los próximos días”.
“México, como saben, a partir de ayer ha empezado a detener mucha gente en su frontera sur llegando de Honduras y Guatemala y El Salvador y realmente están deteniendo a miles de personas”, afirmó ante reporteros en Washington este martes. Agregó: “ellos [México] dicen que los van a frenar. Veremos. Tienen el poder para frenarlos, tienen las leyes para frenarlos”.
Sin embargo, como un esquizofrénico al borde de un precipicio, el mandatario continuó amenazando con un cierre completo ahora no sólo si México no hace más, sino si su propio Congreso no llega a un acuerdo sobre lo que insiste es una “emergencia nacional” en la frontera. No precisó sus demandas para tal acuerdo, aunque se han mencionado cambios para permitir la detención de familias durante periodos extendidos y la de facilitar las deportaciones de menores, entre otras cosas.
Trump afirmó estar consciente de que una clausura de la frontera tendría “un impacto negativo” sobre la economía estadunidense, señalando que México es un socio comercial “muy grande”, pero aunque “para mi el comercio es muy importante… la seguridad es lo que es lo más importante”. Agreóo, en este contexto, que “si no llegamos a un acuerdo con el Congreso, las fronteras serán cerradas, al 100 por ciento”.
Pero poco antes de estos comentarios, Larry Kudlow, el jefe del Consejo Nacional Económico de Trump, declaró a CNBC que estaba explorando la manera de cerrar la frontera a la inmigración pero mantenerla abierta al comercio. “Estamos…. buscando maneras de permitir el pasaje de carga” e indicó que es posible frenar la inmigración indocumentada y “no tener daño económico” al permitir el flujo de comercio.
Asociaciones empresariales y economistas han expresado su alarma ante una clausura de la frontera. La Cámara de Comercio de Estados Unidos, que desde hace unos días ha dicho que sería una “debacle económica”, hoy fue acompañada en su posición por la Asociación Nacional de Manufactureros que advirtió que un millón de empleos estadunidenses podrían estar en riesgo.
Representantes de General Motors, Ford y Fiat Chrysler emitieron un comunicado afirmando que “cualquier acción que frene el comercio en la frontera sería dañino para la economía estadunidense y, en particular, para la industria automotriz”. Algunos calculan que un cierre completo de la frontera podría congelar la producción automotriz en Estados Unidos en una semana.
Por otra lado, el sector agrario ha indicado que millones de dólares en vegetales, frutas, lácteos y granos pasan por la frontera en ambas direcciones cada día, mientras que comerciantes tanto en la frontera como a nivel nacional tambien señalaron que un cierre tendría impactos severos para ese sector.
Aliados políticos del presidente tambien han expresado su alarma. El líder republicano del Senado, Mitch McConnnell declaró a reporteros que un cierre de la frontera “tendría un impacto económico potencialmente catastrófico sobre nuestro país, y yo esperaría que no hagamos ese tipo de cosas”.
La presidenta de la cámara baja, la demócrata Nancy Pelosi, comentó que “esperemos que haya algún nivel de madurez en la Casa Blanca” en torno a esta “noción” de un cierre.
Al mismo tiempo, en Wall Street muchos suponen que Trump está maniobrando políticamente sobre su tema favorito de migración sin ninguna intención de cerrar la frontera, comentó un corredor de bolsa de uno de los principales bancos a La Jornada, señalando que no había registro de preocupación en las acciones de automotrices o empresas de transporte que se podrían ver afectadas.
Mientras tanto, el traslado ordenado por Trump de cientos de agentes de Aduanas y Protección Fronteriza para asistir con el procesamiento de familias centroamericanas que están llegando en números elevados a la frontera, continuó ocasionando demoras para camiones de carga y otros vehículos en puntos de cruce desde Brownsville a San Diego.
Según algunos medios, el presidente programó un viaje a la frontera este vienes donde visitará una sección de la barda fronteriza en Calexico que ahora tiene una nueva placa con el sello oficial de Estados Unidos, el nombre del presidente y declara que fue instalada en octubre de 2018 “para conmemorar el cumplimiento de la primera sección del muro fronterizo del Presidente Trump”.
Resulta que eso no es cierto. La sección de 3.6 kilómetros sustituye una barda, o sea, no es una barrera física nueva y el proyecto fue propuesto y hasta aprobado antes de la presidencia de Trump. Pero ahora es proclamado como el inicio del muro Trump.
Hablando de mentiras, en medio de los mensaje esquizofrénicos de la Casa Blanca sobre la frontera, Trump declaró en la Casa Blanca ante cámaras que “mi padre es alemán, era alemán, nació en un lugar maravilloso en Alemania”. Pero Fred Trump, el padre del presidente, nació en Nueva York en 1905.
Trump ha hecho en promedio 22 declaraciones falsas o engañosas cada día, para un total de 9 mil 451 a lo largo de los 801 días de sus presidencia, según cálculos del Washington Post.