En el mejor de los casos, la aeronave 787 se podría vender en 142 millones de dólares a un comprador privado, y en el peor en 81.6 a una aerolínea, según un estudio de Flight Ascend Consultancy.

 

 

 

 

El presidente Andrés Manuel López Obrador no debería esperar una ganancia inesperada de su decisión de vender el Boeing 787 Dreamliner que ha transportado a su predecesor desde 2016.

El llamado “Avión VIP” es probable que genere una pérdida millonaria en el mercado secundario, no probado para modelos 787 personalizados, según un análisis hecho por Flight Ascend Consultancy.

Basado en ese reporte, México probablemente obtendrá en el mejor de los escenarios 76 millones de dólares menos de lo que pagó, y en el peor hasta 137 millones.

“Llevar un avión al mercado puede ser muy desafiante, puede tomar mucho tiempo, y tendría que ofrecer un importante descuento para permitir que la venta se lleve a cabo”, explicó en una entrevista este lunes Daniel Hall, analista senior de Flight Ascend.

López Obrador ha criticado este avión, que costó 218.7 millones de dólares, como demasiado generoso para el presidente de México, país donde millones de personas viven en la pobreza. Durante el fin de semana, abrió el avión a los medios para así brindar a la población un vistazo de su lujosos asientos, paneles oscuros y elegantes camas.

El avión presidencial se dirigió este lunes a un complejo en el desierto en Victorville, California, donde Boeing lo almacenará hasta que sea encontrado un comprador, declararon el domingo Carlos Urzúa, secretario de Hacienda, y Jorge Mendoza, director de Banobras, quienes no mencionaron cuánto busca el país obtener con el Avión José María Morelos.

Voceros de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público no respondieron a la pregunta de si el gobierno espera vender el avión con pérdidas económicas.

Urzúa, quien dio un mensaje a medios este domingo frente al Boeing 787 en el hangar presidencial en el Aeropuerto de la Ciudad de México, dijo que el gobierno también venderá 60 aviones y 70 helicópteros.

La nave era un buen activo, según encontró Ascend en un reporte de diciembre de 2015 para Banobras, que financió la compra. La cabina no es opulenta en comparación con los accesorios chapados en oro favoritos de algunos jefes de Estado y jeques de Medio Oriente; alrededor de la mitad del interior está ocupado por asientos estándar para el personal. Aunque el 787 se convirtió en un símbolo de un régimen sin los pies en la tierra, “en realidad el avión era realmente práctico”, comentó Hall.

El avión de pasajeros fue solo el sexto 787 que se construyó, y comenzó su vida como un avión de prueba de vuelos. Se le ubica entre los primeros modelos apodados ‘terribles adolescentes’ por sus problemas de montaje y por su lugar cerca del lanzamiento del Dreamliner. Boeing los estancó por años, los reconvirtió y eventualmente fueron vendidos a precios reducidos.

Los límites de rendimiento para el modelo inicial y el costo de instalar un interior comercial típico probablemente dificultarían la comercialización de la aeronave para una aerolínea.

Ascend estimó que el valor de mercado del avión, a partir de enero de 2019, sería de aproximadamente 81.6 millones de dólares si se vendiera a un operador comercial, 137.1 millones menos que el precio de compra, y de 142.4 millones de dólares si fuera a un comprador privado, 76.3 millones menos.

No es el único Dreamliner modificado que está en el mercado. HNA Group de China está en conversaciones para vender una flota de aviones privados, incluido un 787 que está disponible para alquilar a partir de 70 mil dólares por hora, informó Bloomberg News en octubre.

Es raro que un gobierno ponga sus aviones estatales en el mercado. Las aeronaves de cuerpo ancho altamente personalizados sólo se venden cada pocos años, y un Dreamliner VIP nunca ha sido puesto a la venta con un lujoso interior completamente instalado. Ahora hay dos en el mercado. “Es un nuevo territorio” afirmó Hall.

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