El primer ministro francés, Edouard Philippe, anunció una suspensión de seis meses al aumento de los impuestos sobre los combustibles para analizar con calma el camino a seguir, dijo este martes un miembro del partido gobernante La República en Marcha.
Esta decisión se produjo en respuesta a las protestas nacionales de los llamados ‘chalecos amarillos’ contra el aumento al impuesto, que estaba programado que comience a regir a partir de enero.
“Ningún impuesto merece poner en peligro la unidad de la Nación”, dijo Philippe en referencia a las feroces protestas de este fin de semana, que sembraron el caos en París y otras ciudades del país, con vehículos incendiados, comercios saqueados y vitrinas rotas. “Hay que estar sordos” para “no escuchar la cólera” de los franceses, agregó el primer ministro francés.
Los “chalecos amarillos”, un movimiento atípico, nació a mediados de noviembre en las redes sociales, sin líder ni estructura.
Para intentar apaciguar los ánimos, el gobierno anunció también la suspensión del alza de las tarifas del gas y de la electricidad durante el invierno. Pero estas medidas fueron rápidamente consideradas insuficientes para algunos miembros de los “chalecos amarillos”, que han ampliado sus reivindicaciones.
Muchos exigen ahora un aumento del salario mínimo, una subida de las pensiones y la restauración de un impuesto al patrimonio de los más ricos, entre otros. “Los franceses no quieren migajas”, dijo Benjamin Cauchy, una de las figuras de los “chalecos amarillos”, aunque acogió positivamente lo que llamó un “primer paso”.
“No estamos para nada satisfechos. Sólo son anuncios para calmar la situación”, afirmó la encargada de comunicación de Yellow Friday Revolution, un grupo de “chalecos amarillos” de la región de Burdeos (suroeste) que reivindica contar con 6.000 miembros en Facebook.
“Una moratoria no es más que una suspensión. No está a la altura de las esperanzas y de la precariedad en la que viven los franceses”, estimó por su parte la líder ultraderechista Marine Le Pen.
Popularidad de Macron en mínimos
Esta es la primera vez que el gobierno de Emmanuel Macron, que llegó al poder con una agenda reformista, retrocede ante la presión de las calles. “Desde hace meses nos preguntábamos quién lograría hacer ceder al gobierno y al presidente. Y como siempre, vino de un movimiento que nadie predijo”, comentó el directo adjunto del instituto OpinionWay, Bruno Jeanbart.
Macron, que no ha hablado públicamente sobre esta crisis desde su regreso del G20 de Buenos Aires el domingo, espera con estas medidas evitar que se reproduzcan las escenas de guerrilla urbana del sábado. Sobre todo que desde hace unos días se multiplican en las redes sociales convocatorias para nuevas manifestaciones el próximo sábado. Pero no es seguro que lo logre.
La dinámica del movimiento es tal que no es seguro que las medidas anunciadas puedan detenerlo