Ciudad de México. En el sótano, después de haber salido por la puerta lateral del salón de plenos de la Cámara de Diputados, Enrique Peña Nieto respondió emocionado a una docena de legisladores priístas que, a trompicones, lo acompañaron hasta el final para despedirlo: “Gracias por su lealtad…”

 

 

 

 

Así se escribió el colofón de la controvertida presidencia del mexiquense, quien hace cinco meses fue el primero en aceptar el triunfo inobjetable de Andrés Manuel López Obrador. Ayer, en sus últimas palabras antes de salir hacia la Cámara de Diputados para entregar la banda presidencial, anunció: Me voy a reinventar. Me retiro a la vida privada.

En la ceremonia de transmisión del mando, Peña Nieto cumplió con el protocolo de entregar la banda presidencial, en un rito que impone per se el silencio a los ex jefes del Ejecutivo federal. Sentado a la izquierda del presidente en turno de la Cámara, Porfirio Muñoz Ledo, Peña permaneció inmutable, en momentos con la cabeza baja y en otros con la frente recargada en su palma izquierda.

Al salir de su casa ubicada en las Lomas de Chapultepec, emitió sus parabienes a su sucesor en el cargo: deseo que a México le vaya muy bien. Deseo al Presidente de la República que le vaya muy bien, que tenga éxito en su gestión, que se cumpla todo lo que se ha propuesto realizar para el país. Creo que el gran punto de coincidencia es desear a México lo mejor, hacer nuestro mayor esfuerzo, nuestro mayor empeño para alcanzar ese propósito. No importando la óptica que uno quiere trabajar, lo importante es servir a México.

 Me voy a reinventar

 Antes de trasladarse a San Lázaro, Peña cortó de tajo con la política: por ahora y como lo he dicho públicamente en otra ocasión, me retiro a la vida privada y no deseo tener ya participación alguna en la vida política del país. Tener tiempo para poder pensar y meditar, y reinventarme.

A las 11 de la mañana llegó a las instalaciones del Palacio Legislativo, en compañía de quien se desempeñaba de jefe de la Oficina de la Presidencia, Francisco Guzmán Ortiz; el hasta el viernes jefe del Estado Mayor Presidencial, Roberto Miranda, y su vocero, Eduardo Sánche.

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