Para REFORMA, el ex Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, y Javier Corral, Gobernador de Chihuahua, evaluaron el sexenio.
A petición de REFORMA, el ex Secretario de Gobierno Miguel Ángel Osorio Chong, y Javier Corral, Gobernador de Chihuahua, reflexionaron sobre el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Transformación y consensos
El ex Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong destacó los acuerdos alcanzados y las reformas logradas durante la Administración que termina. A Continuación su reflexión íntegra:
Ha concluido un sexenio de grandes cambios, donde se privilegió la buena política y el diálogo. En un contexto global donde la polarización y los discursos de intolerancia van en aumento, los grandes acuerdos alcanzados en el último lustro hicieron de México un referente mundial.
A nivel nacional, hay que destacar que, por primera vez en décadas, los partidos políticos nos pusimos de acuerdo en temas que trascendían lo electoral, para atender aquellos que más afectan a la sociedad.
Así se lograron reformas Constitucionales y legales que terminaron con privilegios y transformaron estructuras de poder político y económico que beneficiaban a pocos a costa de muchos.
Por mencionar algunos ejemplos, en telecomunicaciones, se abrió el mercado y la pluralidad en medios, y se le ha ahorrado más de 130 mil millones de pesos a las familias mexicanas.
En política, se impulsó la paridad de género en las candidaturas legislativas, lo que nos ha situado como el país de la OCDE con más mujeres en el Congreso.
Del mismo modo, se dio un gran avance en la transición de un sistema de justicia penal lento y opaco, a uno ágil y transparente, y la educación se encaminó a una mayor calidad y a regresarle la rectoría al Estado.
Además, fue un sexenio de creación de instituciones, a las cuáles se les dotó de autonomía constitucional, para que pudieran cumplir su función con independencia del poder político del titular del Ejecutivo (COFECE, IFT, CONEVAL, INAI, etc.).
No fue fácil. Enfrentamos resistencias, pero con apertura y diálogo se superaron de manera pacífica y por la vía de las instituciones; manteniendo siempre la gobernabilidad democrática. En suma, se modificó la economía política de México, para generar mayores condiciones de competencia, dinamismo y bienestar.
Es claro que hay retos por delante y que los problemas históricos del país, pobreza y desigualdad, consolidación del Estado de Derecho, erradicación de la violencia de género, entre muchos otros, no se resuelven en seis años.
No obstante, el sexenio que concluye dejo en claro que cuando hay disposición al diálogo, los acuerdos en favor del país, son posibles entre quienes pensamos distinto.
Del Pacto por México al pacto de impunidad
El Gobernador de Chihuahua, el panista Javier Corral, señaló que el sexenio de Enrique Peña Nieto estuvo marcado por actos de corrupción como la Casa Blanca, Odebrecht, la Estafa Maestra y otras impunidades. A continuación su reflexión íntegra:
Fue poco el tiempo que le duró el resplandor de “El Salvador de México”; el halo de gran reformador sucumbió –engolosinado con la abyección a su alrededor– y descuidó el exceso que lo desnudaría de cuerpo entero: La Casa Blanca.
A partir de ahí, Enrique Peña Nieto quedó marcado para siempre con el sello de la corrupción, la componenda, el cinismo político. Por eso vino todo los demás: la Casa de Malinalco, OHL, la Estafa Maestra, Odebrecht, el socavón express, César Duarte y otras impunidades.
De ser el impulsor de cambios estructurales en el Pacto por México, pasó a ser el garante de la permanencia del Pacto de Impunidad.
Por eso fue mentira cualquier persecución efectiva a la corrupción, porque surgía de sus entrañas de manera incontrolable. Esto me hace afirmar que, en los últimos 50 años, pasando por todo lo que eso significa, el de Peña Nieto ha sido el sexenio más corrupto y corruptor del régimen que, ojalá, hoy termine.
La corrupción lo devoró todo, como ese cáncer que destruye, carcome. La metástasis se extendió a los campos más diversos de la vida nacional. Se atenazó la ineficacia con la indolencia.
Pasará a la historia como el sexenio que desatendió a las víctimas y su derecho de acceso a la justicia, ante tragedias como la de Ayotzinapa y la desaparición de personas en todo el país.
Ninguna de las llamadas reformas estructurales generó los resultados prometidos. Creció la pobreza y la desigualdad; los monopolios más importantes, siguen intocados.
La estrategia de seguridad hizo del 2017 el año más violento de los últimos tiempos. Gastó como ninguna administración anterior en medios de comunicación; tan solo en cinco años erogó más de dos mil millones de dólares en publicidad oficial, según publicó The New York Times en diciembre de 2017 en un reportaje de portada.
Poco le sirvió la inversión: no sólo desapareció del mapa político electoral reciente a su Partido, sino él se va con el más bajo nivel de aprobación popular de que se tenga registro.
Contrario a lo que se empeña en afirmar la propaganda, Peña Nieto queda a deber casi todo.