En México existen cerca de 300 delfines en cautiverio, explotados por empresas para brindar espectáculos y nadar con los visitantes, de los cuales al menos el 70% se encuentran en Quintana Roo, lo que arroja una ganancia al sector privado local de un millón de dólares al año.
En 2015 el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) presentó una iniciativa para reformar la Ley de Vida Silvestre y prohibir la utilización de mamíferos marinos en espectáculos, la cual fue aprobada y ya es ley. Empresarios y dueños de delfinarios se inconformaron y amenazaron con despedir a “miles de trabajadores”, por lo que hasta la fecha continúan estos espectáculos.
De acuerdo con un reporte de la Sociedad Mundial para la Protección Animal, en México se concentra el 8% de los delfinarios de todo el mundo y tiene la industria más grande de Latinoamérica, con cerca de 300 delfines en cautiverio, de los cuales entre el 60 al 70% se encuentran en Quintana Roo.
De acuerdo a un estudio de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) llamado Programa Nacional de Inspección de Delfinarios, 143 ejemplares en cautiverio en Quintana Roo pertenecen a las empresas Dolphin Discovery y Vía Delphi, lo que equivale al 60% del total.
TERAPIAS Y ESPECTÁCULOS
En la actualidad esta especie es utilizada para dos fines: la asistencia en terapias para personas con autismo, síndrome de down o parálisis cerebral; sin embargo, no existen evidencias científicas de mejorías en la salud a través de estas terapias.
El segundo y principal uso de los delfines, son los espectáculos con fines de lucro, ya sea acrobacias o nado con humanos.
Las actividades del nado con delfines incluye interacción física como “el beso, el empuje de pie y el remolque dorsal”, por lo que se cobra al público entre 70 y 200 dólares, por estar en el agua con los ejemplares por 40 a 120 minutos, en grupos de seis a 20 personas.
Grupos de ambientalistas aseguran que dichas actividades representan daños a la integridad física de los delfines, ya que nadar con personas los pone en riesgo de tragar objetos que caen a los estanques, además de que los participantes tiran de sus aletas, los persiguen, tocan los ojos y los orificios de respiración, provocando lesiones visibles y en ocasiones graves.
Sin embargo establecen que aún más grave es el entrenamiento al que son sometidos para realizar acrobacias, el cual los lleva a una muerte en edad prematura, aunado al envenenamiento que les causa paulatinamente el cloro que se introduce a los estanques. Además, el cautiverio lo viven en aislamiento o confinados con otras especies con las cuales en la naturaleza no convive.
HISTORIA
El espectáculo con delfines empezó a funcionar en México a principios de los años 70, cuando una empresa comercial de autoservicio utilizó dos delfines y dos lobos marinos para atraer clientes. Entonces se construyeron los primeros delfinarios, el acuario de Aragón y el parque Atlantis, ambos en la Ciudad de México.
En la actualidad se estima que en 60 países se llevan a cabo este tipo de espectáculos que mantienen a dos mil ejemplares en cautiverio, especialmente en Japón, China, Estados Unidos, México, Rusia, Ucrania y España.
LOGROS
Después de tres intentos por cerrar los delfinarios del país, el avance se limitó a que ningún ejemplar de mamífero marino, cualquiera que sea la especie, podrá ser sujeto de aprovechamiento ya sea de subsistencia o comercial. Además, los propietarios de las especies en cautiverio deberán implementar programas de reinserción a la vida silvestre con el aval de especialistas y con la notificación a la Secretaría del Medio Ambiente.