Ciudad de México.- El Gobierno de Justin Trudeau presentó su lista de aranceles equivalentes a 12.6 mil millones de dólares (16 mil 600 millones de dólares canadienses) sobre productos estadounidenses, junto con un paquete de ayuda previsto en respuesta a los gravámenes estadounidenses sobre las exportaciones canadienses de acero y aluminio.
La Canciller de Canadá, Chrystia Freeland, anunció las medidas finales el viernes en Hamilton, Ontario, luego de publicar una lista preliminar un mes antes sujeto a consulta.
Entre los productos se encuentra el whisky, catsup, podadoras y cartas de juego. Productos como barriles de cerveza, mostaza y mermeladas fueron eliminados de la lista final, que de otro modo no se alejaría mucho de la propuesta original.
Las tarifas reflejan el valor de las impuestas por la Administración del Presidente Donald Trump. Canadá aplicará un arancel del 25 por ciento para los productos de acero y un 10 por ciento para el aluminio y los bienes de consumo.
Los gravámenes se activan el domingo y seguirán vigentes hasta que Estados Unidos elimine sus aranceles sobre el acero y aluminio canadiense, dijo el Gobierno.
También se esperaba que Freeland anunciara un paquete de ayuda para las industrias y los trabajadores afectados por los aranceles de los Estados Unidos sobre el acero y aluminio canadiense, que entró en vigor hace un mes.
Además, se dice que el país está preparando un nuevo conjunto de cuotas y aranceles sobre el acero de otros países, para evitar el dumping o la desviación después de que las tarifas de Estados Unidos comenzaran.
Ese anuncio se espera para la próxima semana.
La respuesta arancelaria es el último desarrollo en una disputa creciente entre los dos países, que comercian más de 500 mil millones en bienes anualmente.
Estados Unidos y Canadá también están en conversaciones para actualizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que incluye a México. Los estadounidenses han aplicado aranceles a la madera blanda canadiense y amenazan con hacerlo en automóviles.
Este último movimiento se considera una gran amenaza para el crecimiento de Canadá y para el sector automotriz de América del Norte, ya que los fabricantes de automóviles estadounidenses dependen en gran medida de las cadenas de suministro que incluyen a sus dos vecinos.