“Nos oponemos a la separación de los niños de sus familias con fines de control migratorio, pero también nos oponemos a las detenciones”, afirmó un portavoz del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Christophe Boulierac, en un encuentro con la prensa en Ginebra.
En un giro inesperado, Donald Trump decidió el miércoles poner fin a las separaciones de familias de migrantes que entraron de forma irregular a Estados Unidos y que provocaron indignación mundial y un profundo malestar en el seno de su partido republicano.
El decreto firmado por el presidente estadounidense estipula que se seguirán llevando a cabo acciones penales contras quienes crucen la frontera de forma irregular, pero que se detendrá a padres e hijos juntos a la espera del estudio de cada uno de los casos.
“Hemos dicho en numerosas ocasiones que los niños nunca deberían ser detenidos por motivos vinculados a su estatuto migratorio o al de sus padres. Que un menor sea detenido nunca va en el sentido de su interés superior”, declaró por su parte Ravina Shamdasani, portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
También “pedimos a Estados Unidos que reforme su política migratoria y solicitamos la puesta en marcha de alternativas comunitarias y que no priven de libertad a los niños y las familias”, añadió.
Según el Alto Comisionado, “estas alternativas deben respetar plenamente los derechos humanos de los migrantes”.
Al ser preguntada sobre la decisión estadounidense de ubicar a los migrantes en bases militares, la vocera afirmó que “estas personas no deberían ser consideradas criminales” e insistió en la necesidad de “explorar alternativas a la detención”.
Pero la cuestión de la detención de migrantes no concierne solo a Estados Unidos, según Unicef.
“Pensamos que hay 100 países que detienen a niños con fines de control migratorio y trabajamos con los gobiernos para cambiar eso”, explicó Boulierac.