El panista se convirtió en el abanderado presidencial del sol azteca, en un acto realizado en su sede nacional y rodeado de los líderes de las corrientes perredistas

Precandidato perredista  Ricardo Anaya en la sede del sol azteca y arropado por sus líderes. 
CIUDAD DE MÉXICO.- Un panista es oficialmente el abanderado presidencial… del PRD.

Ricardo Anaya acudió este martes a la sede nacional del partido del sol azteca y, rodeado por los líderes de sus distintas ‘tribus’, se registró como su precandidato. Anaya hizo suyo el lema perredista —“Democracia ya, patria para todos”— y, frente a una audiencia que en su mayoría vestía con algún distintivo amarillo, se puso un chaleco de ese color con el logotipo del partido fundado en 1989 por Cuauhtémoc Cárdenas.

“Hoy vengo a ofrecerles mi trabajo constante para abanderar los ideales comunes de los partidos de nuestra coalición PRD-PAN-Movimiento Ciudadano. Y les vengo a pedir, con completa humildad, su apoyo, porque solo juntos podemos concretar nuestro proyecto poniendo siempre al frente el bien de México”, expresó.

.@RicardoAnayaC se pone el chaleco amarillo del PRD.

A la derecha del precandidato estuvo el exsecretario de Gobernación Santiago Creel, —el único panista en el estrado— y a la izquierda, el nuevo presidente del PRD, Manuel Granados, que se puso el chaleco amarillo junto con él, levantó su mano, y lo recibió con la frase: “Bienvenido, esta es tu casa”.

Anaya evocó otra unión entre la derecha y la izquierda en México: la de Luis H. Álvarez, fundador del PAN, y Heberto Castillo, del entonces Partido Mexicano de los Trabajadores, cuando en 1986 denunciaron fraude electoral en las elecciones de Chihuahua. El precandidato responsabilizó al PRI de que, tres décadas después, PAN y PRD contiendan juntos. “(El PRI) ha obligado a que demos una nueva batalla que creíamos ya ganada: la batalla de la democracia”, dijo.

En su unción como abanderado perredista, el panista estuvo arropado por el secretario general del partido, Ángel Ávila; el exdirigente nacional Agustín Basave, así como líderes de las corrientes: Jesús Ortega y Jesús Zambrano, “los Chuchos”, de Nueva Izquierda; Guadalupe Acosta Naranjo, de Iniciativa Galileos; Héctor Bautista, de ADN; Héctor Serrano, de Vanguardia Progresista; Luis Arias y Hortensia Aragón, de Foro Nuevo Sol.

Un día después de que el PAN registró ante el Instituto Nacional Electoral (INE) su plataforma electoral para los cargos en los que no va en coalición, en la que retomó varias posturas conservadoras, Anaya presumió en su discurso —leído en dos pantallas— aquello en lo que están de acuerdo.

“En el PRD y en el PAN no tenemos absolutamente ninguna discrepancia en la convicción de combatir los tres tumores del cáncer que agobia a nuestro país: la corrupción, la violencia y la desigualdad”, mencionó ante quienes apoyaron las campañas presidenciales de Andrés Manuel López Obrador en 2006 y 2012.

A diferencia de la sede del PAN, recientemente remodelada y con un amplio auditorio, la sala donde Anaya se convirtió en precandidato del PRD estaba abarrotada de periodistas y funcionarios del partido. El acto, como suele ocurrir en el sol azteca, empezó con una hora de retraso, cuando Anaya llegó en una camioneta conducida por Creel. Basave fue quien lo recibió en el estacionamiento y lo introdujo en el elevador, tan pequeño, que el vocero panista, Fernando Rodríguez, se quedó fuera y tuvo que subir a pie los ocho pisos hasta el lugar del evento.

Anaya solo portó el chaleco amarillo unos minutos; antes de contestar a las preguntas de los medios, ya se lo había quitado. Y aunque sin la prenda, salió de la sede del PRD convertido en su nuevo rostro rumbo a la presidencia en 2018.

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