El huevo se encareció desde las fiestas de diciembre entre tres y cuatro pesos por kilo
El Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados (SNIIM) de la Secretaría de Economía confirma el alza en las centrales de abasto, donde el huevo suele venderse más barato. En la de la Ciudad de México, la más grande del país y que llega a influir en los precios de otros centros, el huevo blanco alcanzó un precio máximo de 32 pesos por kilo y el rojo de hasta 34 pesos en su venta al menudeo durante esta primera semana de 2018, lo que contrasta con 28 y 30 pesos que registraron a principios de diciembre.
Hace exactamente un año, el huevo costaba entre siete y hasta 10 pesos más barato, dependiendo del tipo y el lugar donde se comprara, porque los precios en las centrales de abasto oscilaron entre 20 y 27 pesos por kilo en su venta al menudeo, según el SNIIM.
Como la tortilla, el huevo es uno de los principales alimentos en la dieta de la población, a tal grado que México es el principal consumidor del mismo en el mundo, ya que cada mexicano come en promedio 23.3 kilos por año, de acuerdo con el Instituto Nacional Avícola.
Frente a la inflación general de 6.63 por ciento y la de 7.95 por ciento sólo en alimentos que se alcanzó hasta noviembre de 2017 respecto de igual mes de 2016, el huevo se encareció 12.49 por ciento en el mismo periodo, indican las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Un cartón con 30 huevos se vende ahora entre 60 y 70 pesos (entre 30 y 35 pesos el kilo), indicó el dirigente de la Anpec. Los monitoreos de la Procuraduría Federal del Consumidor, enfocados más en supermercados que en mercados tradicionales o pequeños negocios, indican que el paquete de sólo 12 huevos –menos de un kilo, porque éste tiene aproximadamente 16 piezas–, cuesta en promedio 24.38 pesos y hasta 28.90 como máximo, dependiendo de la marca y la tienda, mientras el paquete de 18 huevos promedia 39.97 y el máximo se ubica en 42 pesos.
Cuauhtémoc Rivera advirtió que las alzas en la tortilla y el huevo siempre han representado “la avanzada” del aumento de precios en los alimentos de la canasta básica y de artículos de consumo generalizado, que a principio de cada año aplican las grandes empresas que surten al comercio minorista, como las tiendas de abarrotes y misceláneas, y que éstas terminan trasladando a los consumidores.
Todavía, acotó, “los proveedores de pan, refrescos, lácteos o embutidos, los principales productos que vendemos, no nos han llegado con aumentos, pero es de esperarse que se concreten en las próximas semanas, porque siempre es así. Llegan con listas de precios y alegan que es por el incremento en sus costos, sobre todo porque las gasolinas y el diésel siguieron subiendo y al impactar el transporte todo sube. Es de dudarse que la inflación se revierta en el primer mes de 2018, como pretenden las autoridades, añadió.
En 2017, dijo, de manera abierta o soterrada, y en mayor o menor medida, los proveedores aumentaron en dos o tres ocasiones los precio del pan, lácteos, embutidos, dulces, refrescos y botanas; es decir, de forma gradual “como si no pesara, pero al final de cuentas se acumula y pesa bastante”, dijo Rivera. El aumento más reciente de los productos de la canasta básica correspondió al huevo y ocurrió en plenas fiestas de fin de año, sin aviso previo de los proveedores, aseveró.